No podemos permitirnos el sufrimiento que acompaña a los accidentes de tráfico. Durante el año 2.008 fallecieron en España 2181 personas por causa de accidentes de tráfico, lo cual ha supuesto reducir en casi un 50% el número de víctimas desde que entramos en el siglo XXI, pues en el año 2000 fallecieron en España 4.295 personas víctimas de siniestro por causa del tráfico.
Ahora bien, no podemos perdernos en felicitaciones sacando pecho por la gran mejora que hemos conseguido, cuando en nuestro país seguimos pagando las consecuencias de más de 2.000 víctimas por siniestros de tráfico. Víctimas que tenían familias que las querían y necesitaban, víctimas con muchas historias distintas a sus espaldas, víctimas que en ocasiones provocaron sus muertes a través de sus distracciones, imprudencias o actos deliberados, víctimas que no cometieron error alguno, pero que pagaron las consecuencias del comportamiento de otros/as con los que convivían, víctimas que dejan un gran vacío y dolor entre todos/as los que les rodean.
En nuestra Comunidad Autónoma se ha hecho un trabajo fantástico consiguiendo reducir espectacularmente el número de víctimas desde 44 en el 2.003 hasta 19 el año pasado, sin embargo siguen siendo demasiadas; pues el dolor que se transmite desde las víctimas, a sus familiares y amigos y, que termina afectando a la sociedad en general es demasiando grande.
Habitualmente nos escudamos pensando que los accidentes no nos van a pasar, que sólo pasan a los/as demás, sin embargo se producen a diario en nuestro entorno, cualquiera puede recordar sin tener que pensar mucho en ello, a un/a familiar o amigo/a que ha sufrido las terribles consecuencias de un accidente de tráfico.
APEMEV Cantabria ha decidido emplear el esfuerzo de sus integrantes de cara a luchar por una sociedad que se implique de verdad en la lucha contra los accidentes de tráfico, contra ese dolor que les acompaña.
Debido a que todos/as interactuamos con el tráfico de distintas formas, ya sea como peatones/as, conductores/as o como pasajeros/as haciendo uso de vehículos públicos y privados, un proyecto educativo interesado en combatir a los accidentes de tráfico debería trabajar sobre la sociedad en su conjunto, sin embargo en función de la etapa de la vida en la que nos encontramos todos/as participamos de una forma más o menos activa desempeñando cada uno de los roles descritos anteriormente por lo que resulta más operativo centrarse en un sector poblacional determinado.
Después de valorar distintos proyectos decidimos centrarnos en la población adulta, dado que se trata del sector poblacional que a través de su ejemplo diario en las vías públicas actúa como modelo de referencia para el resto de los sectores, y muy especialmente para el de los/as más pequeños/as. Además las enseñanza formal, a través de la escuela, y la no formal, a través de la educación extraescolar, tienen que refrendarse a nivel familiar, pues en caso contrario carecen de sentido.
En general todos/as tenemos los conocimientos necesarios para desenvolvernos adecuadamente como peatones/as, usuarios/as de y como conductores/as. Sin embargo, si sabemos que el alcohol, las drogas y muchos fármacos no son compatibles con la conducción, ¿por qué seguimos compatibilizando su consumo con ésta?, ¿por qué no respetamos los límites de velocidad?...
Lamentablemente saber hacer algo no implica que se haga, primero hay que adquirir las destrezas necesarias y posteriormente hay que tomar la decisión de llevar a cabo la conducta adecuada. Todo esto nos lleva a trabajar en el cambio actitudinal a través de la sensibilización.
Acceso a las líneas básicas del proyecto: http://apemevproyectos.blogspot.com/2009/05/los-accidentes-de-trafico-no-dan-una.html